La noche pontevedresa está plagada de criaturas fantásticas, y eso lo saben muy bien los noctámbulos que como yo, cada fin de semana salen a la calle y se recorren wisqui a wisqui los garitos más in de la ciudad. Como buena noctámbula sé que las noches de los fines de semana –y alguna por el medio de la semana- hay que exprimirlas hasta el final, y que una noche es una mala noche si termina antes de las ocho de la madrugada. Pues bien, durante tantas horas de ocio ,de bar en bar, se ven muchas caras, se viven muchas historias y se pierde más de una vez la memoria y la cordura en múltiples esquinas. Lo importante de la noche es disfrutarla, consumirla, agotarla, sin morir en el empeño y sin perder del todo la cabeza. Puede uno regresar con los bolsillos vacíos, las piernas llenas de cardenales, el estómago revuelto, las ojeras hasta los tobillos y la mente llena de lagunas, pero lo que no se puede es volver a casa con la sensación de no haber vivido más que cualquier otro mortal.
La noche es para los que saben adentrarse en ella sin rendirle cuentas al amanecer.
Como os decía, la noche pontevedresa está plagada de criaturas fantásticas, que se mueven libremente como si se encontrasen en su medio natural, abandonadas por completo al hedonismo en su más alto nivel. Tengo la suerte de conocer a muchas de estas criaturas, noctámbulos convencidos, que aunque superficialmente podrían parecernos simples mortales que han decidido correrse una juerga para salir de sus rutinas, cuando se consigue intimar con ellos un poquito más, se da una cuenta de que son auténticos animales de la noche, que se recargan con la luna y que es a partir de las doce cuando brillan con luz propia, cuando se convierten en seres fascinantes, inteligentes hasta la saciedad, locuaces, vivos, intensos y sumamente interesantes. Ay¡¡¡¡ Fantásticas criaturas¡¡¡¡
Ahí va el mosaico de nombres que configura una parte de la geografía que os quiero mostrar. Un mundo al otro lado de las horas, de los trabajos, de las obligaciones, de la realidad, y de los convencionalismos de nuestro tiempo. Otro día os hablaré de la piltrafilla que soy, de la chica mona que os habla y que está dispuesta a contaros historias escabrosas, de esas que no se cree nadie. Pero lo primero es lo primero.
Fantásticas criaturas:
JAC es sin duda el mejor de todos ellos. Alto, guapo (muy guapo diría yo). Con aspecto desaliñado y sonrisa entre tierna y pícara. Es agradable, ameno, comedido, al mismo tiempo que simpático, con un barniz de sarcasmo que deja entrever cuando le viene en gana. No se cree guapo, y eso le da un aire de atractivo que ni se imagina. Si sumamos a su mirada su verborrea, probablemente obtengamos uno de los hombres más interesantes del planeta.
No pretende aparentar nada que no es, va con su maleta cargada de sueños a cuestas, con su idealismo y sus nostalgias, y habla de la vida con el corazón entre los dedos. Es de los buenos, de los que se enamoran, de los que pierden todas las batallas, de los que piden perdón más de una vez y de los que saben caerse y levantarse sin perder ni un ápice de optimismo.
A KI se le ve más perdido habitualmente. No consigue concentrarse demasiado, quizás porque bebe más que el resto, o porque el alcohol y todo lo demás le afectan sobremanera. Pero KI resiste como el que más, y no pierde la expresión de la mirada, tímida y cómica a partes iguales, y da vueltas y vueltas entre la muchedumbre que llena los locales, que baila y que bebe ajena a su presencia. KI mantiene el tipo, a veces incluso, una muchacha intenta comerle la oreja, y él se deja sin enterarse mucho, sin prestar atención. Porque KI tiene también sus ideas propias cuando se esconde el sol. Y sus sueños. Y coge entonces su teléfono móvil, y le canta a esa chiquilla una canción, a esa que le conquistó de manera especial, quizás porque a diferencia de las otras, no fue a comerle la oreja.
DAM es mi favorito. No porque sea el mejor –ya os dije quien era el mejor- si no porque se cree el mejor, y ese halo de superioridad con el que se corona le convierte en especial. Su desmesurada vanidad, lejos de convertirle en un fantoche, en un personajillo despreciable, le da cierto toque de irrealidad, de superhombre , que le hace original y le dota de una suerte de gracia y simpatía diferentes a las del resto de los individuos que habitan en la noche.
El timbre de su voz suave, sus ojos semiabiertos o semicerrados –según se mire- y ese look de porreta trasnochado que lo ha probado todo y nada le complace, lo hacen entrañable y deseable ,y de alguna manera le bajan de la nube , y le devuelven por unos segundos a la tierra.
FREAK es diferente a todos los demás. Es el rey, pero no lo sabe, aunque a veces si que se siente un poco king. El se ve guapo, se gusta, se quiere, y procura el placer para sí mismo por encima de cualquier otra cosa. No le importa nada, como dice la canción, es así y así seguirá, con un estilo inconfundible, provocador, atrevido y bohemio, y con una chulería en su justa medida. Zalamero y educado, al tiempo que pasota y desdenfadado. Inteligente, hábil, seductor y con un punto de locura que le convierte en un acierto sentimental en todos los sentidos.
Cuando llega una a conocerle bien, se da cuenta de que no busca con su manera de vestir ni de comportarse que le miren, simplemente se siente identificado con una manera de vestir peculiar, con un estilismo estrafalario y llamativo, como si fuese una segunda piel, parte de la esencia misma de su marcada personalidad.
Conocidos alguno de los personajes que pueblan la noche pontevedresa y que la llenan de encantos ocultos, os diré cuales son mis propósitos más cercanos. Pues tengo en mente yo liarme de una vez con Ki, sí, con Ki. En primer lugar porque os dije que el chavalín se deja, y en segundo lugar, porque yo creo que haríamos una buena pareja de vividores/comedores nocturnos. Yo filosofaría sobre la vida y otras sinrazones, él asentiría, y los dos nos emborracharíamos progresivamente, sin más remordimientos al día siguiente que las pocas cuentas que dejemos sin saldar en algún bar de última hora con algún amiguete generoso.
Con lo mona que yo soy, y con lo poco que se fija él en la belleza femenina, dudo mucho que vaya a decirme que no, claro que …a veces lo fácil ya se sabe, y acaba una compuesta y sin novio a la mínima que se descuida.
Vamos, que los planes pueden fallar, y quizás , después de tomarme un coctail Margarita en el blar de Flop, no me apetezca jugármela a una sóla carta, y decida ampliar un poco más mis horizontes.
En todo caso, vayan por delante mis espectativas. Si luego se tuercen los planes sobre la marcha, y decido calzarme los tacones de 19 cm, y ponerme el sujetador que me las hace grandes, pues quizás subo el listón, y me da por intentarlo con algún otro. De lo que vaya sucediendo, os iré informando poco a poco.
Saludos a todos.
Nikita.
(Continuará….)
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