Hay casi 7 millones de habitantes en el planeta y entre tanta gente las personas van acercándose unas a las otras, entrando unas en la vida de las otras. A mi me gusta dejar las puertas abiertas, para que todo lo que tenga que suceder suceda, pero no creo en la gente que se aproxima haciendo ruido, como elefantes entrando en una cacharrería. Tu entraste despacio, en silencio, tímido, e incluso un poco insustancial, de una manera que parecía iba a ser poco relevante. Pero a la vez entraste con firmeza, haciéndote un hueco en mis desastres, sin que a penas me diese cuenta. Y así , poco a poco, sin que todavía te pueda hablar de amistad, pero si de cariño y de respeto, empiezo a contar contigo, empiezas a contar conmigo…No creo en las exaltaciones de amor, o de amistad, que se hacen a las tantas de la madruga, cuando el alcohol habla por nosotros, y aunque esas palabras que se dicen entonces son necesarias y construyen un clima que es cultivo de entendimientos y afectos, lo importante es , serenos ya, y a plena luz del día, decir lo que sentimos, lo que pensamos , el lugar que ocupan los otros en nuestro micromundo. Eso es. La lentitud de tu marcha es lo que más me conmueve, y lo que me hace tener confianza en que existirá una gran amistad al final del camino, esa que vamos haciendo a cada paso, sin demasiada consciencia , siendo libres, porque queremos, porque a veces se instaura entre las personas una comodidad distinta que hace que todo sea más fácil. Creo que a estas alturas ya va siendo hora de que me des tu número de teléfono, digo yo. Pues lo dicho, sin que sirva de precedente, mi felicitación más sincera, por tus 29 añazos. Gracias por tu sensatez, por tu simpatía, por tu cariño, por todos los buenos momentos que nos estás dando, y sobre todo, gracias por dejar tu también las puertas abiertas para que entremos todas, como torbellinos, a darle la vuelta a tus desastres. Felicidades, Sergio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario