La noche del viernes tuve varias revelaciones. La primera y más cruel que Jac tiene novia. Si, una de esas chicas guapas con las que compartir casa, perro e hipoteca. Me quedé muerta.
Comenzaba la noche – una noche cálida con los cielos despejados- en la plaza de la Verdura. Nipone y yo ya echábamos de menos el terraceo a primera hora, viendo desde una mesa en la plaza a la gente pasar, y comentando las maravillosas vistas que ofrece la bulliciosa vida nocturna en esa zona de la ciudad cuando asoman tímidamente los primeros calores. Allí estaban todos, Jac, Ki, Dam, Freak y otros que todavía Nipone y yo no conocíamos.
Miré a Jac y sentí un ramalazo de deseo y de nostalgia, una tristeza pequeña, algo así como esa pequeña punzadita que deja siempre la melancolía de los amores imposibles. No me miró. Estaba colocado en el centro del grupo de sus amigos, todos requetepijos y muy bien vestiditos para la ocasión, recreándoles con el relato a viva voz de alguna de sus anécdotas. Jac sabe contar las cosas, y a la gente le gusta escucharle.
Freak si que nos miraba de reojo, a Nipone y a mi. No llegó a mirarnos directamente, ni se acercó a saludarnos, pero las dos sabíamos que Freak no estaba pendiente de la historia que con tan buena verborrea narraba Jac, sino de lo que sucedía en nuestra mesa. Probablemente, él al igual que nosotras, estuviese rememorando la noche que pasamos los tres juntos en su piso del centro.
Nos fuimos enseguida, al terminar la primera cerveza. El bar de Flop se presentaba esa noche como toda una promesa de felicidad, todo podía suceder.
Llevábamos allí un rato cuando apareció Dam acompañado de una preciosa princesita rubia, de esas que sólo salen en los cuentos. Estaban divertidos y cariñosos, besuqueándose en la barra. Llegaron después los demás de la pandilla, el primero en entrar Jac, que esta vez venía seguido de una joven estupenda, alta , morena , con un aire en su rostro entre infantil y dulce. Por la manera en la que se comportaban nos dimos cuenta enseguida de que era su novia, y pronto descubriríamos además que viven juntos desde hace tiempo. Supongo que sentí un poco de rabia, de envidia incluso, por lo que esa chica tenía, el amor de Jac, que yo nunca conseguiría.
Freak pasó de nosotras, y eso aquella noche fue un duro golpe para mi. Freak es de esos hombres con los que tienes la sensación que siempre se puede contar, y sin embargo, allí estábamos Nipone y yo, las dos guapas a rabiar, contemplando la estampa como quien mira una fotografía gastada por el tiempo.
Freak ,entre tanto, le comía la oreja insistente a la princesita que acompañaba antes a Dam en la barra. Parecía que le estaba prometiendo la luna, un viaje astral , la octava maravilla del mundo, y probablemente fuese así ,porque de repente se fueron juntos al baño durante unos minutos. Allí, ya se sabe, lo propio de estos locales nocturnos, un poco de coca, unos besos robados, y quizás un poquito más de intimidad efímera que no deja resaca. Ella volvió antes que él , como desorientada, absorta, hasta que acabó desmayándose en medio de toda la pista de baile. Para entonces Jac estaba ya demasiado colocado como para enterarse de algo, y la princesita se le cayó literalmente encima.
Mientras todo esto sucedía a nuestro alrededor conocimos a otro de los chicos de la pandi, uno nuevo que nunca habíamos visto. Se llama Miti. Un joven apuesto, morenazo terriblemente simpático y vital. Algo nervioso, inquieto, risueño y nada tímido. Se nos presentó con una frescura inusual, y a los pocos minutos estaba bailando con nosotras como si nos conociese de toda la vida. El hecho de conocer a Nipone y a mi le puso, si cabe, un poco más eléctrico de lo que ya estaba. Pretendía hacernos partícipes de su vida en un instante, y hablaba deprisa, atropelladamente, intentando hacernos llegar la máxima información posible sobre su propio mundo. Me abrazaba dando muestras de cariño, me besaba las mejillas, y no me soltó ni un solo segundo.
Miti es un buen amigo de la novia de Jac. Nos la presentó y sucedió lo peor que podía suceder, que era una mujer fantástica, alegre, que conectó enseguida con nosotras. Nos pusimos los cuatro a bailar como locos, a cantar, en definitiva a divertirnos juntos.
En estas estábamos Nipone y yo, en lo de conocer a Miti y a la novia de Jac, cuando nos sorprendió el lío de la princesita rubia, tirada en el suelo, echando espuma por la boca. Tuvo que venir el 061 y se montó una buena. Se generó en el local cierta confusión, muchos de los que allí estaban tomando copas se marcharon por temor a que viniese la poli buscando cosas raras. Dam se fue con ella al hospital, y Freak, el que había sido sin duda el culpable de todo lo que acababa de suceder se hacía el sueco en una esquina del local, hablando, esta vez ,con una nena bajita muy mona.
Tan sólo Jac permanecía ajeno a todo lo que estaba sucediendo, pendiente sólo de cómo Nipone y yo interactuábamos con unos de sus mejores amigos y con su novia, temeroso hasta la médula de que ésta sospechase o descubriese su infidelidad. Le vi tan nervioso que por un instante creí que le daría algo. Subía al baño cada cinco minutos, en un intento de ahogar el momento de bochorno que estaba pasando a base de rayas, pero parecía que nada causaba efecto. Era un manojo de nervios, que me miraba con deseo –y esto lo digo con total seguridad, sin pretender ser una creída- directamente a los ojos. No se atrevió, no obstante, a acercarse a mi, ni siquiera a saludarme de lejos en un principio. Pero después del tercer o cuarto paseo al baño, terminó finalmente por abordarme en las escaleras. Me besó tímidamente, en la mejilla, y me agarró suavemente por la cintura al tiempo que me decía al oído “ estás preciosa esta noche”
Afortunadamente para él, y desafortunadamente para mi, Pat –así se llamaba la novia de Jac- no sospechó nada, más bien lo contrario, se encariñó con Nipone especialmente, y en medio de la confusión del momento aprovechó para darnos u email y pedir los nuestros y decirnos que le encantaría mantener el contacto. Vamos, lo normal en estos casos, primero te enamoras de su novio y luego te haces amiga de tu máxima rival. Y , sin embargo, aunque suene extraño, no podía sentir nada desagradable hacia Pat, no tenía ganas de borrarla del mapa, ni de que se partiese una pierna – lo que suelo desear en estas circunstancias- tan sólo me apetecía tomarme una copa más.
El 061 nos cortó el rollo por completo, en parte porque el desmayo de la princesita rubia no fue el único de la noche. Cuando estaban retirando la camilla con la chica tumbada inconsciente, se desmayó un joven a nuestra derecha y luego otro en la parte de arriba. Sin duda algo había sucedido aquella noche, alguna sustancia debía estar adulterada.
Fueron suficientes tres desmayos en una noche en el bar de Flop para que los dueños decidieran cerrar el local por esa noche. Y así, obligadas por las circunstancias, tuvimos que abandonar el bar y largarnos a casa. Ya nos habían fastidiado la noche.
A la mañana siguiente tenía en mi correo electrónico un email de Pat: “Me divertí mucho contigo y con tu amiga ayer por la noche. Miti está encantado también con vosotras, me gustaría que quedásemos los cuatro alguna vez. Estoy harta de salir siempre en parejita con mi novio y sus amigos. Necesito un poco de aire nuevo.”
Si ella supiese.
Nikita.
(continuará…)
Comenzaba la noche – una noche cálida con los cielos despejados- en la plaza de la Verdura. Nipone y yo ya echábamos de menos el terraceo a primera hora, viendo desde una mesa en la plaza a la gente pasar, y comentando las maravillosas vistas que ofrece la bulliciosa vida nocturna en esa zona de la ciudad cuando asoman tímidamente los primeros calores. Allí estaban todos, Jac, Ki, Dam, Freak y otros que todavía Nipone y yo no conocíamos.
Miré a Jac y sentí un ramalazo de deseo y de nostalgia, una tristeza pequeña, algo así como esa pequeña punzadita que deja siempre la melancolía de los amores imposibles. No me miró. Estaba colocado en el centro del grupo de sus amigos, todos requetepijos y muy bien vestiditos para la ocasión, recreándoles con el relato a viva voz de alguna de sus anécdotas. Jac sabe contar las cosas, y a la gente le gusta escucharle.
Freak si que nos miraba de reojo, a Nipone y a mi. No llegó a mirarnos directamente, ni se acercó a saludarnos, pero las dos sabíamos que Freak no estaba pendiente de la historia que con tan buena verborrea narraba Jac, sino de lo que sucedía en nuestra mesa. Probablemente, él al igual que nosotras, estuviese rememorando la noche que pasamos los tres juntos en su piso del centro.
Nos fuimos enseguida, al terminar la primera cerveza. El bar de Flop se presentaba esa noche como toda una promesa de felicidad, todo podía suceder.
Llevábamos allí un rato cuando apareció Dam acompañado de una preciosa princesita rubia, de esas que sólo salen en los cuentos. Estaban divertidos y cariñosos, besuqueándose en la barra. Llegaron después los demás de la pandilla, el primero en entrar Jac, que esta vez venía seguido de una joven estupenda, alta , morena , con un aire en su rostro entre infantil y dulce. Por la manera en la que se comportaban nos dimos cuenta enseguida de que era su novia, y pronto descubriríamos además que viven juntos desde hace tiempo. Supongo que sentí un poco de rabia, de envidia incluso, por lo que esa chica tenía, el amor de Jac, que yo nunca conseguiría.
Freak pasó de nosotras, y eso aquella noche fue un duro golpe para mi. Freak es de esos hombres con los que tienes la sensación que siempre se puede contar, y sin embargo, allí estábamos Nipone y yo, las dos guapas a rabiar, contemplando la estampa como quien mira una fotografía gastada por el tiempo.
Freak ,entre tanto, le comía la oreja insistente a la princesita que acompañaba antes a Dam en la barra. Parecía que le estaba prometiendo la luna, un viaje astral , la octava maravilla del mundo, y probablemente fuese así ,porque de repente se fueron juntos al baño durante unos minutos. Allí, ya se sabe, lo propio de estos locales nocturnos, un poco de coca, unos besos robados, y quizás un poquito más de intimidad efímera que no deja resaca. Ella volvió antes que él , como desorientada, absorta, hasta que acabó desmayándose en medio de toda la pista de baile. Para entonces Jac estaba ya demasiado colocado como para enterarse de algo, y la princesita se le cayó literalmente encima.
Mientras todo esto sucedía a nuestro alrededor conocimos a otro de los chicos de la pandi, uno nuevo que nunca habíamos visto. Se llama Miti. Un joven apuesto, morenazo terriblemente simpático y vital. Algo nervioso, inquieto, risueño y nada tímido. Se nos presentó con una frescura inusual, y a los pocos minutos estaba bailando con nosotras como si nos conociese de toda la vida. El hecho de conocer a Nipone y a mi le puso, si cabe, un poco más eléctrico de lo que ya estaba. Pretendía hacernos partícipes de su vida en un instante, y hablaba deprisa, atropelladamente, intentando hacernos llegar la máxima información posible sobre su propio mundo. Me abrazaba dando muestras de cariño, me besaba las mejillas, y no me soltó ni un solo segundo.
Miti es un buen amigo de la novia de Jac. Nos la presentó y sucedió lo peor que podía suceder, que era una mujer fantástica, alegre, que conectó enseguida con nosotras. Nos pusimos los cuatro a bailar como locos, a cantar, en definitiva a divertirnos juntos.
En estas estábamos Nipone y yo, en lo de conocer a Miti y a la novia de Jac, cuando nos sorprendió el lío de la princesita rubia, tirada en el suelo, echando espuma por la boca. Tuvo que venir el 061 y se montó una buena. Se generó en el local cierta confusión, muchos de los que allí estaban tomando copas se marcharon por temor a que viniese la poli buscando cosas raras. Dam se fue con ella al hospital, y Freak, el que había sido sin duda el culpable de todo lo que acababa de suceder se hacía el sueco en una esquina del local, hablando, esta vez ,con una nena bajita muy mona.
Tan sólo Jac permanecía ajeno a todo lo que estaba sucediendo, pendiente sólo de cómo Nipone y yo interactuábamos con unos de sus mejores amigos y con su novia, temeroso hasta la médula de que ésta sospechase o descubriese su infidelidad. Le vi tan nervioso que por un instante creí que le daría algo. Subía al baño cada cinco minutos, en un intento de ahogar el momento de bochorno que estaba pasando a base de rayas, pero parecía que nada causaba efecto. Era un manojo de nervios, que me miraba con deseo –y esto lo digo con total seguridad, sin pretender ser una creída- directamente a los ojos. No se atrevió, no obstante, a acercarse a mi, ni siquiera a saludarme de lejos en un principio. Pero después del tercer o cuarto paseo al baño, terminó finalmente por abordarme en las escaleras. Me besó tímidamente, en la mejilla, y me agarró suavemente por la cintura al tiempo que me decía al oído “ estás preciosa esta noche”
Afortunadamente para él, y desafortunadamente para mi, Pat –así se llamaba la novia de Jac- no sospechó nada, más bien lo contrario, se encariñó con Nipone especialmente, y en medio de la confusión del momento aprovechó para darnos u email y pedir los nuestros y decirnos que le encantaría mantener el contacto. Vamos, lo normal en estos casos, primero te enamoras de su novio y luego te haces amiga de tu máxima rival. Y , sin embargo, aunque suene extraño, no podía sentir nada desagradable hacia Pat, no tenía ganas de borrarla del mapa, ni de que se partiese una pierna – lo que suelo desear en estas circunstancias- tan sólo me apetecía tomarme una copa más.
El 061 nos cortó el rollo por completo, en parte porque el desmayo de la princesita rubia no fue el único de la noche. Cuando estaban retirando la camilla con la chica tumbada inconsciente, se desmayó un joven a nuestra derecha y luego otro en la parte de arriba. Sin duda algo había sucedido aquella noche, alguna sustancia debía estar adulterada.
Fueron suficientes tres desmayos en una noche en el bar de Flop para que los dueños decidieran cerrar el local por esa noche. Y así, obligadas por las circunstancias, tuvimos que abandonar el bar y largarnos a casa. Ya nos habían fastidiado la noche.
A la mañana siguiente tenía en mi correo electrónico un email de Pat: “Me divertí mucho contigo y con tu amiga ayer por la noche. Miti está encantado también con vosotras, me gustaría que quedásemos los cuatro alguna vez. Estoy harta de salir siempre en parejita con mi novio y sus amigos. Necesito un poco de aire nuevo.”
Si ella supiese.
Nikita.
(continuará…)
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