25 marzo, 2008

NO TREN.


As viaxes en tren son como unha prolongación do pensamento. De tódolos pensamentos. Pero nun tren pódese facer algo máis que pensar, pódese falar por riba do tempo, cruzando paisaxes ao outro lado do cristal ,bebendo cervexa e debuxando o camiño que nos levará a calquera destino. E no medio das horas sucédense palabras, cancións, risas …, que se van filtrando entres os asentos ríxidos, entre os pasillos estreitos e as cortinillas azuis que tapan ás veces a realidade que acontece fóra do vagón. E entre bolsas de lixo, caramelos, migas de galleta na camisa, botellas de auga e latas de cervexa, o horizonte é nostalxia, e futuro, e promesa, e porvir. Imaxinación e expectativa.
Vai mudando a luz ao tempo que os corazóns se preparan para a chegada. Van mudando os rostros nos asentos contiuguos, que buscan no cansancio do noso ollar a complicidade dunha longa travesía hacia calquera lugar distinto ao que habitamos tódolos días. E o noso pensamento é tan longo como ese tren que nos leva, e os sentimentos vístense de largo para o momento no que todo culmina, no que todo se consume. Finalmente , despois das vías, das horas, da dor dos xeonllos, dos xornáis caducados a medio ler. Finalmente.


(Un fragmento de mi diario) 23 de marzo de 2008.
“Nieva en primavera, y eso debería ser un buen presagio.La nieve asomaba tímidamente en San Sebastián a las nueve de la mañana. Ahora son casi las doce, acabamos de dejar Miranda del Ebro y la nieve oculta por completo el paisaje al otro lado de la ventanilla. El calor del tren parece inculcar en los viajeros una suerte de seguridad que nos mantiene tranquilos y serenos a pesar de la que está cayendo fuera. Unos van mirando, o entreviendo las montañas nevadas de nuestro norte, algunos escribiendo, leyendo otros, y quizás pensando de alguna manera.
La nieve viene a quitarle el protagonismo a las vacaciones que quedaron atrás. La nieve convierte la vuelta a la rutina cotidiana e una aventura que pone un broche de magia al viaje. Y todo, Burdeos, el tranvía, las bicicletas, la habitación del hotel, la lluvia en los zapatos… queda cubierto de un manto espeso y blanco. Sólo hay nieve dentro y fuera de mis ojos. Y sin embargo, pienso que todo tiene que tener un significado más allá de la pura climatología.”

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