26 diciembre, 2010

"La única nostalgia que me duele es la de haber perdido una forma de mirar que embellecía el mundo"

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Tengo nostalgia, azul, imperfecta, contenida. Esa nostalgia que no se atreve a manifestarse del todo, que todavía cobija dolores insoportables de los que estoy aprendiendo a huír. El tiempo pasó lento sobre las cosas que no tenían importancia, y rápido, demasiado rápido sobre todo lo que sostenía nuestro universo infantil. Lo rompió casi todo a su paso, como un huracán que arrasa con todo lo bueno y lo malo de nuestras vidas. Me queda una nostalgia extraña, imprecisa muchas veces, de aquellos días que se sucedían bajo este mismo frió , bajo este mismo horizonte triste y vivo a partes iguales. La infancia es una patria que no necesita conquistarse, que nos pertenece por derecho y que no nos olvidará jamás. Nostalgia que duele de algún modo, pero que se difumina por las esquinas de esta vida presente hecha de retazos de sueños incumplidos y derrotas. Nostalgia de los días perdidos para siempre, sin árbol de navidad pero con regalos el día de Reyes, los mejores que mis padres podían comprar...siempre lo mejor que podían comprarnos. Eso no ha cambiado. Sólo cambió aquello que mudó la muerte o el progreso. Lo demás permanece intacto en los caminos de la aldea, entre sus sombras y sus murmullos, en sus noches gélidas y sus días de calor de hogar. Me queda de aquellos días una nostalgia pequeña,azul, imperfecta, contenida...

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