Y por fin la lluvia, pensé, como queriendo encontrar en esta lluvia de primeros de mayo una señal en medio de la encrucijada en la que se ha convertido mi vida en los últimos días. Siento una inquietud extraña, un desasosiego nuevo que me produce una sensación ambivalente, entre la liberación y el pánico ; como si por primera vez en mucho tiempo me moviese sobre arenas movedizas , pero consciente -también por primera vez en mucho tiempo- de quién soy.
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Escucho la misma canción una y otra vez buscando mis lágrimas. Se que están ahí, como en un disparadero preparadas para ser lanzadas por fin y convertir en realidad los sueños de ver por fin culminados miles de asesinatos que simplemente se fueron dilatando en el tiempo. Porque eso es lo que he hecho yo básicamente en la vida, ir dejando para otro momento un asesinato, y luego otro...Asesinatos pendientes, metáforas de mi existencia .
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Y por fin la lluvia, pensé , y quise llorarlo todo para no tener que sentirme culpable y simplemente poder sentir compasión por mi misma, y consolarme luego. Pero lo más que pude hacer fue ver por décima vez Bajo el Sol de la Toscana y comerme tres helados de vainilla y chocolate. Sábato, que falleció hoy, dijo que nada podía contra un hombre que cantaba en la miseria, y supongo que esta es una buena filosofía para seguir avanzando.
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