21 octubre, 2009

El principio

Me recupero rápidamente de una enfermedad que en un principio me pareció seria, ahora no, qué fácil, a toro pasado...Como todas las cosas de este mundo, que cuando dejan de doler, olvida uno por qué eran tan importantes y por qué fue tan difícil superarlas. La vida es puñetera, a veces más. Hoy no encuentro las palabras precisas para expresar lo que quiero decir, y sin embargo, no puedo huír del teclado, es una condena cruel que no lleva a ninguna redención.
Mi familia se viene abajo, y pensar en ello es algo así como encontrarse de pronto en medio de una pesadilla que no tiene fin, o para ser más precisos, que no tiene un fin distinto de la muerte. Y en medio de tanta herida abierta, mi soledad se convierte en una excentricidad que casi no me puedo permitir, un lujo. Estoy en crisis, una crisis que me abre en canal y me deja expuesta a todo lo mezquino de este mundo, y no puedo gritar mi dolor a los cuatro vientos sin sentirme culpable. Sin sentirme una puta egoísta.

Esta noche tuve un sueño reconfortante, de esos que te devuelven un poco la confianza y que te hacen sonreir al despertar. Mi sueño se confundía con un nombre, con una cara en medio de muchas caras, con unos abrazos. Había besos pasionales y quizás también había sexo. Pero sobre todo había un hombre que últimamente no me sale de la cabeza. He decidido quererme. He decidido tomar las riendas de mi corazón y amar únicamente a quien se lo merezca. En esta nueva etapa he tenido que dejar atrás demasiados quereres imposibles, hombres que no me han tratado bien, pero que sí han recibido mi amor como si les correspondiese por derecho propio. Y en eso ando todavía. Por eso me sobrecoge un poco mi sueño, y su protagonista: un hombre guapo, culto , que no está ni dentro ni fuera de mi vida, pero que hoy se ha colado en mi intimidad de una manera extraordinaria y sorprendente. Parece una tontería, pero lo cierto es que en esta nueva etapa que acabo de inaugurar, él , solamente él , se queda guardado en los cajones de mi memoria , como una parte inquebrantable de mis ilusiones.

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