03 abril, 2009

Cambian las ciudades,
se construyen carreteras,
puentes, edificios,
y sobre el parque aquel
donde jugábamos de niños
hay ahora
unos grandes almacenes.
Todo se va transformando
a nuestro alrededor
Cómo no iba a
sucedernos también a nosotros...
Lo único intacto es
esto que siento

cuando me miras.
Lo demás,
lo fué barriendo la lluvia,
primavera tras primavera.
Quizás ya sea tarde
para reconstruír sobre cenizas
algo que nunca existió,
y es mejor dejarse arrastrar
por el devenir de las cosas
intrascendentes:
una puesta de sol,
un contrato de trabajo,
el silbido del tren
acercándose a la estación...
Cambian las ciudades...
Cómo no iba a
sucedernos también a nosotros...