26 mayo, 2009

Reconstrucción

Hace unos días que intuyo que todo puede sobreponerse, colocarse en su sitio, recuperar su esencia. Hace unos días que creí perder la última batalla y sin embargo hoy queda demasiado lejana esa derrota que al final no fué para tanto. Las despedidas duelen, se clavan en las entrañas y cimientan un poco la desesperación de un futuro inicierto en el que la soledad parece campar a sus anchas. Pero es sólo una vaga impresión, que por imprecisa se hace más incierta y menos conmovedora.
Nuestra despedida no tuvo su momento, su última conversación, esa definitiva que concluye con un punto y final después del que ya no caben más palabras. No tuvo llanto amargo ni besos que sentencien el adios de forma irreversible. No tuvo por qués ni excusas ni explicaciones ni treguas. En parte porque nuestra despedida no llegó a producirse nunca.
No lo considero una pena, ni una pérdida excesiva ni un dolor que no se acabe pasando. Todo pasa, todo llega. Y hace unos días que supe que no me quedaba más que levantarme y calzarme tacones y barra de labios anticrisis (rojo que te quiero rojo) y salir al mundo a regalarle un poco de mi alegría, aunque sea sólo alegría ficticia. Y después esa alegría terminará por convertirse en algo tan real como la vida, como este mismo día de mayo que me sonríe desde la ventana.
Mi psicóloga (siempre fuí mucho de tirarme en el diván y contarle mis penas a los profesionales, más por diversión que por necesidad) me dijo una vez, hablando de un hombre que no me quería como yo deseaba, que no podía pedirle peras al olmo, y la entendí perfectamente. La clave de mi infelicidad estaba en que pedía lo imposible, y eso me frustraba. Lo comprendí entonces y recuperé enseguida la sonrisa.
El viernes por la noche un amigo ( que me hizo de psicólogo) me dijo con una sencillez aplastante cual era mi problema en concreto con este amor que tengo enquistado : "no te quiere". Y la simplicidad de su argumento desarmó los míos, tenía razón. A veces es tan fácil como aceptar la realidad y asumirla, y a partir de ahí, construír lo que vendrá.

No hay comentarios: