08 noviembre, 2009

domingos

Llevo un buen rato rebuscando en este blog -mi propio blog- en un intento de encontrar una publicación que rezume optimismo y buen rollo por doquier, para presentar el texto a un concurso que vi en la prensa. Mi búsqueda resultó del todo inútil, más aún cuando reparé que tendría que ser escrito en castellano. Mi blog adolece de optimismo y del castellano, de ambas cosas. Por tanto, supongo que dejo a un lado la pretensión de presentarme a ese concurso absurdo e irrelevante. El premio además era una mierda. Hoy en día casi todos los premios que no son económicos se consideran una mierda, es lo que tiene nuestro tiempo, que ha materializado los sueños y les ha puesto precio. Así que, rendida ya ante la evidencia de este blog decadente , pesimista, morriñento y deprimente casi todo él , por tedioso y cutre, no supe qué hacer más que contarlo.
Podría hablar de muchas otras cosas, pero los domingos son días especialmente difíciles para todo lo que requiera un mínimo esfuerzo intelectual. Los domingos sólo se debería dormir o beber, o cualquier cosa que nos llevase de inmediato a la inconsciencia. Aunque luego hay momentos buenos , mezclados con la nada que supone pasear las calles de una ciudad cualquiera movidos por la inercia y el aburrimiento, con la excusa siempre de poner en marcha el corazón. Qué sopor, qué tortura¡ Días cenicientos que ponen el broche final a una semana que seguramente también ha sido una mierda. Y en el fondo, tampoco se está tan mal, justo ahora, a las 18:40 de la tarde, afuera no llueve, no hace demasiado frío, no duele demasiado el corazón. Huelen las calles a lo que toca en esta época, a castañas y a melancolía. Pasean las parejas como si se amasen, con sus perros y sus vidas de la mano, como si fuese lo más normal. En algunas partes se sobrellevan distintas resacas con la mejor cara posible; se toman cafés en cafeterías todavía llenas de humo; algún rezagado lee los periódicos de ayer...Si, desde luego , hay momentos buenos.

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