26 noviembre, 2010

"El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética" Milan kundera. La insoportable levedad del ser.
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Hacía tiempo que no le confesaba a alguien abiertamente, a la cara, mirándole directamente a los ojos, que estaba enamorada de él ,que le quería. No fué fácil, ni tampoco reconfortante. Mas que nada porque el sujeto en cuestión -el sujeto amado- no mostró el más mínimo interés, siguió a lo suyo como si nada, ajeno por completo al descubrimiento total y absoluto de mis sentimientos ante él. Vale que yo no esperaba fuegos artificiales ni música celestial para acompañar el momento, pero sí quizás un gesto -pequeño- de halago sincero, de agradecimiento talvez, no se, de asombro aunque fuese.
Le amo, no es ningún secreto. Le amé desde el primer momento en que le vi, en que le pude sentir entre mis brazos y me habló suavemente al oído. Le amé y le amo porque a veces no se muy bien qué hacer con los sentimientos que se quedan huerfános de sujeto , dónde colocarlos, hacia donde dirigirlos. Le amé. Y me llena de orgullo dccirlo aquí , en este blog que ahora se que no lee nadie y que tampoco importa demasiado. Era un hombre hermoso, por dentro y por fuera, íntegro , inteligente, locuaz, perverso. Construía palabras y mentiras con un arte que se me antojaba innato a su persona, y despúes, era dulce , tierno, tímido, nostálgico.
Le amé y no tengo ningún problema en decirlo, en contárselo al mundo para que lo sepa y lo celebre conmigo, una y otra vez. El era un buen chico y yo, yo no pude hacer otra cosa. Porque tenía una sonrisa prohibida y una mirada que te cautivaba daba igual donde mirases. Porque hablaba y sus palabras eran un eco hipnótico que te iba camelando los sentidos. Porque aunque naciese yo mil veces, él era -y sería- mejor que yo.
Le amé. Y no me da vergüenza decirlo ahora, a deshora, a destiempo, cuando todo se concluyó sobre la ciudad y sus asuntos y yo soy simplemente una más en su album de conquistas.
Pero , ¿por qué ahora tenía que decir tan fuerte, tan alto , que le quiero?
Es guapo. Inteligente, terriblemente inteligente. Y cuando va despeinado, aireando su filosofía de habitación en penumbra sobre la ciudad, siento que es el hombre más sabio sobre la tierra. Quizás no valga nada y todo sea un espejismo de mentalidad adolescente. El en su mundo, ajeno a la realidad, luchando como un tonto por un polvo adolescente que le devuelva a la juventud perdida: y yo, yo como una adolescente enamorada del único hombre que no le conviene, el único que no puede corresponderla, el único que nunca sabrá amarla....
Me enteré de cosas hoy, graciosas , por qué no decirlo. Tan graciosas que por un momento creí que no eran ciertas. Alguien me habló de este blog, y utilizó la palabra fan para referirse a él. Y a mi me hizo gracia porque yo no escribo para que nadie se haga fan, para que nadie me lea, para que nadie me crea. Pero quizás debería empezar a pensármelo. Escribir para los que me leen, los que escudriñan entre mis palabras carentes de sentido un "algo" que les recuerde a sus vidas.
Insisto: le amé . Y quizás ahora, mientras escribo esto le ame todavia. A él y a otros, que tampoco tienen nombre ni leen -estoy segura- este blog, ni me han querido nunca.Le amé, y ahora que estamos tú y yo a solas, ahora que creo que puedo decirtelo, creo que todavía le amo.
Hoy me dijo que no cuando le pedí un beso. Y mi universo se llenó de tristeza. Deseé que fuese cierto todo lo que alguna vez conté, y tener la sensación de haber sido feliz.

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