23 diciembre, 2013

"Bebo porque cuando bebo, pasan cosas " F. Scott FitzGerald
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Creo que acabo de encontrar la solución a mis problemas con el amor, mejor dicho, con el desamor. La bebida. Suena algo desgarrador y quizás incluso preocupante, pero no, no hay que alarmarse. Sólo será un tiempo, mientras no consiga que funcione el engranaje de mi vida. Lo cierto es que últimamente ya estaba cayendo en la bebida, pero no lo estaba haciendo bien. No era consciente, no me entregaba al acto de beber como si se tratase de una tabla de salvación, más bien, bebía para evadirme de mi tristeza, para olvidarme de mi misma y de mis desgracias, para olvidarme de el. Ahí el error. Beber en estos momentos puede salvarme, pero debo de ser consciente de por qué bebo y que pretendo encontrar en mi embriaguez. Y la respuesta es vivir, que pasen cosas, que de nuevo suceda algo que me ilusione, o que me desespere o que me destroce el corazón en mil pedazos en la puerta de un baño a las siete de la madrugada. Cualquier cosa sirve si realmente soy consciente de que estoy ahí para emborracharme y salir airosa de lo que se me presente. Basta de llorar por lo perdido, basta de sentarme en el sofá viendo Top Chef y esperando que se me pase el dolor y que aparezca un superhéroe por la puerta para salvarme. La respuesta está en salir , salir todo lo que el trabajo me permita, y beber con el único propósito de que  suceda algo.
He encontrado la respuesta y es Navidad. Vilalba no es el mejor lugar para que mi vida comience a girar de nuevo, pero puedo tomarme estos días aquí como un calentamiento de lo que vendrá después. 

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