Hace años, iba yo a la psicóloga y un día me dijo que iba a descubrirme el gran problema que tenía, foco de tanta frustración y tanta infelicidad. Me dijo, “No le pidas peras al olmo, porque el olmo peras no da. Piensa, descubre… que es lo que da el olmo, y pídele eso”
Lo primero que hice fue enterarme de que el olmo da un tipo de fruto en el que se desarrolla un ala aplanada de tejido fibroso y papiráceo a partir de la pared del ovario y que se denomina sámara. Sámaras, eso es lo que da el olmo y por lo tanto es lo que se le debe pedir, y sólo y únicamente lo que se debe esperar del olmo. Porque si nos pasamos la vida esperando que el olmo nos de peras, no solamente no conseguiremos peras en la vida, sino que además no conseguiremos ninguna otra cosa. Pero si al olmo le pedimos lo que puede por su naturaleza darnos quizás no nos estemos equivocando tanto y lleguemos a recibir lo que esperamos. No se trata de no pedir las cosas, de no tener paciencia, sino de pedir y tener paciencia con cierta base de racionalidad y realismo. No le pidas peras al olmo, pídele sámaras. Puede que así obtengas sámaras o no, pero por lo menos tu paciencia, tu dedicación y tu espera tendrán sentido y no conducirán irremediablemente a la frustración.
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