Aquí toda unha declaración de intencións, que comparto en casi todo. O credo dun vividor. Un blog que descubrín este verán e que dalgún xeito defíneme. Disfrutade:
Creo que no se me dan bien las presentaciones. Creo que tampoco las despedidas.
Creo que somos aquello en lo que creemos.
Creo en las canciones. Creo en la elegancia de Cary Grant. Creo en los detalles. Creo que hay que ir por la vida con los ojos bien abiertos. Creo que soy más de los Stones que de los Beatles. Creo que Scarlett Johansson está sobrevalorada. Creo que hay que ser muy hombre para olvidar a una mujer. Creo que ahora los gin tonics los preparan decoradores de interiores. Creo que una camisa blanca es lo más elegante que puede llevar un hombre. Creo en las mujeres que derrochan simpatía. Creo en Brown Eyed Girl. Creo en el crujir de los hielos cuando te sirves una copa. Creo en los hermanos Coen. Creo que todos tenemos dentro un guardián entre el centeno. Creo en las letras de Sabina. Creo que el teatro es el verdadero cine en 3D.
Creo que existen pocas cosas mejores que una buena ducha. Creo en Clint Eastwood. Creo que hay que desconfiar de la gente que habla mucho en el desayuno. Creo en el inconformismo: buscar la tarta de queso, el steak tartare o la canción perfectas. Creo en Paul Auster. Creo que dos dry martinis son pocos y tres, demasiados. Creo en el olor a tostadas por la mañana. Creo en las chicas que saben a ginebra, tabaco y lápiz de labios. Creo que algún día viviré en Lisboa. Creo que el imbécil grita y el inteligente calla. Creo que no se puede cambiar de pasión. Creo en las cenas con buenos amigos. Creo que las mejores canciones aún están por llegar. Creo que Charada es una de mis 5 películas favoritas. Creo que Madrid en primavera es insuperable. Creo en Billy Wilder. Creo que el reloj, la forma de estrechar la mano y los zapatos dicen mucho de un hombre. Creo en Pixar. Creo en las películas en versión original. Creo que el vinilo suena mejor. Creo en el Bloody Mary como remedio para la resaca. Creo que no hay nada mejor en este mundo que escuchar a una chica reír. Creo que el café ha de ser negro como el demonio, caliente como el infierno, puro como un ángel y dulce como el amor. Creo que a la tarta de queso le sobra la frambuesa. Creo en las balas perdidas.
Creo en la gente que cree.
Creo que nos lo vamos a pasar bien. Muy bien.
Están todos invitados. Pasen, vean y comenten.
El espectáculo está a punto de comenzar…
Yo vivía como Robinson Crusoe: era un náufrago entre ocho millones de personas. Hasta que un día vi pisadas en la arena.
Y la encontré a usted.
El apartamento (1960) – Billy Wilder
Creo que fue hace un año.
Creo que fue hace un año cuando me presenté por aquí con mi Credo de un vividor.
Creo que fue un homenaje a aquel glorioso “Yo sólo creo en Billy Wilder” que soltó Fernando Trueba al recoger el Oscar por Belle Époque.
Creo que es bueno no dejar de creer.
Creo que nunca me lo he pasado mejor que escribiendo por aquí sobre copas, libros, canciones, chicas fatales, Rolling Stones, risas, restaurantes, bares y noches.
Creo que ha sido un año que ha pasado volando.
Creo que Tempus fugit. Y tal.
Creo que, en cierta ocasión, un tipo muy sabio dijo que si quieres conocer a una persona, no le preguntes nunca lo que piensa, sino lo que ama.
Creo que esto es en lo que creo. Y en lo que no.
Creo que esto es lo que soy.
No creo en los aniversarios. No creo en los que se escudan en la crisis para justificar cualquier barrabasada. No creo en los cornetas del apocalipsis. No creo en “la que está cayendo”. No creo en Gandía Shore. No creo en los que tienen vocación de plañidera. No creo en los que escupen los buenos días. No creo en los Mayas.
No creo en la gente que da la mano blanda. No creo en San Valentín. No creo en el Karma. No creo en el reggaetón. No creo en lo políticamente correcto. No creo en Paulo Coelho. No creo en los hombres que se depilan. No creo que la omnipresente reducción de Pedro Ximénez funcione con cualquier plato. No creo en el horóscopo. No creo en el photoshop. No creo en la palabra “maridar”. No creo en los que son antipáticos con el camarero. No creo en los gastrobares. No creo en la silicona. No creo en aquellos que escriben sin tilde su propio nombre.
No creo en la carne muy hecha. No creo que haya una melodía más insoportable que Marimba. No creo en Lost. No creo en los que se comunican mediante gritos. No creo en los que consultan el móvil en el cine. No creo en ninguna de las 50 sombras de Grey. No creo en el libro digital. No creo en esos polos con un caballo elefantiásico en el pecho. No creo en los sitios en los que “está todo el mundo”. No creo en las felicitaciones por Facebook.
Creo que es mejor pedir perdón que permiso. Creo en Johnny Cash. Creo en el lado frío de la almohada. Creo que echar limón a un buen pescado es una blasfemia. Creo en Gardel. Creo en el libro de papel. Creo que la ensaladilla rusa está infravalorada. Creo en el sonido de una máquina de escribir. Creo que la purpurina es un invento satánico. Creo que la vida es demasiado corta como para leer libros aburridos. Creo en El Principito. Creo que lo importante no es caer, sino aterrizar. Creo que todos los días sale el sol, chipirón. Creo que las chicas son guerreras. Creo en las letras de Nacho Vegas. Creo en las hortensias y en los cerezos. Creo en montar las cosas sin mirar las instrucciones. Creo en las viñetas de Quino. Creo en las croquetas de centollo de El Marucho. Creo en Murakami. Creo que es mejor ir al cine solo que mal acompañado.
Creo en Chandler Bing. Creo que las Crocs son un atentado estético. Creo en el humor de Jardiel Poncela. Creo en los que hacen castillos en el aire. Creo que la hora del aperitivo es sagrada. Creo en Asterix y en Obelix. Creo que no hay mayor directo a la mandíbula que el olor de una mujer. Creo más en lo ácido que en lo dulce. Creo en las camisas por fuera y en las faldas cortas. Creo que Eddie Murphy debería estar en la cárcel por sus últimas películas. Creo en los viajes en tren. Creo que me sé diálogos de memoria de “Solo en Casa”. Creo que esto no puede ser muy normal. Creo en las hamburguesas de HD. Creo en los que se lanzan a la piscina sin mirar la profundidad. Creo que el logo de Cinzano es el más bonito del mundo.
Creo en las cenas alrededor de una mesa redonda. Creo en los fados y en los tangos. Creo que una mujer nunca puede ocultar cuando está borracha o enamorada. Creo en las camisas de once varas. Creo en el esnobismo de las golondrinas. Creo en el rock ´n roll de los idiotas. Creo que las Adidas Copa Mundial son las mejores botas para jugar al fútbol. Creo que “We are the Champions” es una horterada. Creo en el slow food. Creo en Xabi Alonso. Creo en Jack Nicholson en Mejor Imposible.
Creo que la bisagra que chirría es a la que acaban echando aceite. Creo en Holden Caulfield. Creo que hay chicas con miradas que fulminarían a un rayo. Creo que algún día sabremos adónde van los patos de Central Park cuando se congela el lago. Creo en las corbatas de lana. Creo en la tenacidad de Sísifo. Creo que me gustaban más los bares cuando se permitía fumar en ellos. Creo en Bruce Willis. Creo que los tertulianos políticos son políticos de tertulia. Creo que el champán que mejor sabe es el que se bebe directamente de la botella. Creo en los pantalones de pijama con bolsillos. Creo en las jodidas historias de amor y en las historias de amor jodidas.
Creo que nuestras vidas son cartas de una baraja rota.
Creo que Gabrielle de The Nips es la Canción Perfecta
Creo que lo mejor está por llegar.
Y creo en Billy Wilder, por supuesto.
Gracias por estar ahí.
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